lunes, 5 de abril de 2010

ESTUDIO DEL FENÓMENO OCURRIDO LUEGO DE LA TRANSMISIÓN DEL ESPACIO RADIOTEATRAL ‘LA GUERRA DE LOS MUNDOS’ DE RADIO QUITO, LA VOZ DE LA CAPITAL EL 12 DE FEBRERO DE 1949.

Como dijo Mauro Cervino en mi primera clase de taller de tesis 1, "en el posgrado llenas algunos vacíos que quedaron en el pregrado". Y, en efecto. Clara muestra de ello es este trabajo. Sé que poco o mucho tuve que ver en mi tesis de pregrado acerca del fenómeno que les relataré en este ensayo, que lo normal fuera que me cansase y me dirigiese hacia otras temáticas. Pero como la Marina es una necia, NOOO, tanto se enamoró del fenómeno llamado "radio" que lo tomo para hacer un trabajo de posgrado.

A continuación, esta es mi manera de ver -desde la academia y desde lo que aprendo cada día de ella- el impacto que produjo la novela de H.G Wells, "La Guerra de los Mundos" en versión criolla y ciento por ciento quiteña y entenderán las razones por las cuales "la Invasión de los Marcianos a Quito" es estudiado por las escuelas de comunicación social a nivel mundial. 




CONVOCATORIA A CONCURSO ABIERTO DE MÉRITOS Y OPOSICIÓN
Para llegar a comprender la reacción ciudadana ante la transmisión del dramatizado ‘La Guerra de los Mundos’, debemos comprender su origen, su historia, sus adaptaciones –parecidas unas a las otras- y las repercusiones de este trabajo en otras naciones.
'The War of the Worlds’ es una novela de ciencia ficción escrita por el británico Herbert George Wells y publicada en 1898. Esta obra literaria, considerada como la primera descripción marciana conocida, describe una invasión extraterrestre proveniente del planeta Marte en la que una lluvia de meteoritos en Londres, Inglaterra contenían a las naves espaciales que inicarían con la destrucción de la tierra a través de rayos y gases venenosos. De esta novela se han hecho adaptaciones a diferentes medios hasta la actualidad, mas el fenómeno ocurrido en la radio más de un cuarto del siglo XX produjo pánico entre los oyentes.
El 30 de octubre de 1938 cerca de las 8h30 de la noche y en vísperas de Halloween, el programa radial estadounidense transmitido desde Nueva York, "The Mercury Theatre on the Air"  transmitió una adaptación de esta obra escrita por Howard Koch y producida por el entonces joven productor de 23 años Orson Welles.  En este caso, la obra fue preparada simulando emisiones de boletines informativos[1] que relatan la invasión y el exterminio marciano desde ciudades como Chicago Illinois, pasando por Grovers Mill, Nueva Jersey y hasta llegar a Nueva York. 
Al inicio de la emisión de la obra y únicamente en ese momento, Welles anunció a sus oyentes de que lo que iban a escuchar a continuación era una obra de ficción[2]. Luego del anuncio de Welles y de la actuación de la orquesta Ramón Raquello fue súbitamente interrumpida por el primero de una serie de boletines informativos en los que se anunciaba que el observatorio de Mount Jennings observó que Marte lanzó hacia la tierra gigantescos meteoritos envueltos en fuego. Los reporteros acudieron a cubrir la noticia en una granja destruída por ellos y se encontraron con un curioso murmullo que provenía del interior de una especie de cilindro metálico. De pronto, la parte superior comenzó a desenroscarse como una tuerca y salieron de ella una especie de tentáculos con un cuerpo y un rostro algo indescriptible. Este cuerpo formó un reflejo de luz, que en realidad era un rayo pulverizador que fue lanzada contra los reporteros, los policías y los curiosos. Uno de los locutores anuncia que este rayo desintegra a los hombres vivos. Producto de ello, siete mil soldados fueron enviados a combatir a ese extraño objeto, pero resultaron exterminados.
A partir de este anuncio, el miedo y el pánico[3] se propagó en más de un millón de oyentes de seis que escucharon la obra, mientras los boletines radiales eran más dramáticos, frecuentes y preocupantes[4]. Cuarenta minutos después Welles advirtió nuevamente que se narraba una obra de ficción y, sin conocer el impacto de su obra, finalizaron el dramatizado diciéndoles a los oyentes
"Damas y caballeros, les aseguro que 'La guerra de los mundos' no tenía otra intención que entretenerles en la víspera del día de Halloween. Es nuestra particular manera de salir de detrás de un arbusto y decir 'boo'".

Como resultado de esta respuesta, las autoridades estadounidenses reaccionaron enfurecidas, por lo que fueron a la emisora e incautaron todo el material[5], pese a que no atentaban contra ley alguna.
Once años después, el 12 de febrero de 1949 y lejos de un día de inocentes, el director  ecuatoriano Leonardo Páez y el actor radioteatral chileno Eduardo Alcáraz transmitieron en Radio Quito, la voz de la capital, una versión criolla de ‘La guerra de los Mundos’. El texto, rescrito por Alcáraz e interpretado por grandes actores y muchos de sus alumnos de un taller de radioteatro que dictaba en Quito, siguió el formato de boletines informativos de Welles y se lo adaptó a la realidad local, con espacios, lugares, efectos y voces de personajes importantes y autoridades que regían el país.  Según el actor Oscar Guerra, en ‘La guerra de los mundos’ la actuación fue genial. Por esto y más La Guerra de los Mundos” fue considerada en la historia de la radiodifusión ecuatoriana como la obra más cara de todos los tiempos.
Pese a que fue brevemente anunciada la transmisión de la adaptación de Alcáraz no dijeron directamente a la audiencia de lo que se iba a emitir. Según el director y libretista radial Gonzalo Portugal,
en este caso se violó el principio supremo de la radio a fin de crear mayor impacto: primero, al oyente hay que decirle qué se le va a decir; luego decirle y finalmente decirle qué se ha dicho; la gente creyó que era verdad que los marcianos venían hacia el centro de la ciudad[6].

En una entrevista al Diario El Día, Alcáraz afirmó que hubo advertencias previas sobre la dramatización, pero no las suficientes. Dijo que le insistió a Páez que anunciara con anticipación la dramatización, pero le respondió que aquello le haría perder interés a la obra y que él tenía una mejor idea.
El programa inició al interrumpir el espacio musical de mayor audiencia “La canciones del alma’ del dúo de "Potolo" Valencia y Gonzalo Benítez. Apenas empezaron a cantar su segunda canción, el pasillo "Para mí tu recuerdo", recibieron una señal convenida y el locutor Lucho Beltrán toma el micrófono y les interrumpe abruptamente para hacer un anuncio fatal en le que se habían visto objetos voladores sobre las Islas Galápagos. Enseguida pusieron una cortina musical y luego siguieron informando de los marcianos que habían llegado a Cotocollao, junto al campo de aviación

“Interrumpimos este programa porque tenemos que informarles a ustedes que cerca de Cotocollao ha descendido una nave interplanetaria que se supone es de Marte. Lanzan unos rayos que destruyen todo a su paso. Continuamos informándoles’ [7]

Beltrán hizo una pausa, habló al borde de las lágrimas y continuó con el relato:

 "Las increíbles noticias que estamos suministrando provienen de calificadas agencias internacionales y los servicios regulares del diario capitalino El Comercio. Importante: los boletines informativos que están escuchando, señoras y señores, tienen el patrocinio exclusivo de Orangine, el insuperable refresco de naranja"[8].

Al instante salieron al aire supuestos enlaces con radio Continental de Ambato, La Voz de Cochabamba de Cuenca y radio Zenit de Guayaquil para advertir el peligro que se cierne sobre la capital. Así como se anunció de una manera dramática que los marcianos invadieron Galápagos, que Latacunga había sido destruida con un gas letal que se aproxima peligrosamente a Tambillo desde el sur, que había sobrepasado por el norte la ciudad de Otavalo y que se dirigen al centro de Quito. Podían escucharse también las órdenes impartidas a destacamentos de las Fuerzas Armadas para que atacaran a los supuestos invasores.
El punto culminante fue cómo se desvaneció el reportero que narraba los acontecimientos desde Cotocollao, tocado por un arma letal marciana nunca antes vista en la Tierra y cómo sobrevivieron dos personas. Un astrónomo conocido de la época y un sobreviviente de entre los escombros.
En los hogares del Quito de entonces, la gente que no había escuchado que se trataba de una obra de ficción, por ende, empezó a creer literalmente lo que le informaba la radio. Inclusive el gobierno, pues un gobernador ordenó a sus tropas el estar preparados para la invasión marciana. Como consecuencia de esto, se produce un caos y un ataque de pánico[9] por el que la gente luchaba por su vida, se dirigieron hacia las iglesias a pedir misericordia, y se convertían en testigos del fin del mundo. Pese a que el locutor advierte una vez más que se trata de una dramatización que nada tiene que ver con la realidad, lo único que desean es escapar.
Cuando se confirmó que efectivamente nada era realidad, una turba fue a las instalaciones de Radio Quito ubicadas en las calles Chile y Benalcázar., mismas del Diario El Comercio y Últimas Noticias a pedir explicaciones, pero se les cerró las puertas. En vista de la negativa, la gente que se sintió engañada se amotinó frente al edificio para incendiar tanto el inmueble como quienes trasmitieron el espacio, especialmente a Páez.
Los trabajadores de los respectivos diarios así como los locutores y equipo técnico de la radio, quienes desconocían el pánico del que la ciudad era víctima[10], tuvieron que dejar sus actividades, pidieron auxilio e intentaron escapar. Tres horas más tarde y debido a una llamada falsa en la que informaban que en la Oficina de Correos (ubicada al frente del edificio de El Comercio) había dinamita, los bomberos y la policía –que en un inicio se desentendieron del problema- pudieron ingresar en medio de la turba y calmar a la colectividad. Como resultado, este programa causó ocho personas muertas (de entre manifestantes, trabajadores y policía), decenas de heridos, la decisión gubernamental de cerrar la estación de radio por dos años, una decisión gubernamental en la que

 “Con el fin de evitar que, en lo sucesivo, se produzcan imprudentes radioemisiones que pudieran ser origen de fatales acontecimientos, se nos ha dado a conocer que el Sr. ministro de Defensa encargado del despacho de Gobierno propondrá, en la sesión del Consejo de Gabinete que se celebrará hoy, que se dicten reglamentaciones adecuadas a fin de poder revisar oportunamente los programas radiales que se presenten, mediante la creación del cargo de inspector artístico y cultural de radiodifusión, quien tendrá la obligación de leer previamente los libretos de obras teatrales que vayan a ser radiados”. [11]

y una multitud que se sintió burlada. Por otro lado, Alcáraz  regresó a México y Paéz, luego de haber sido escondido en Ibarra, trabajó tiempo después para radio Democracia.
Se sobreentiende que este evento se produjo a causa del poder que la radio poseía como medio de comunicación en al época. En el país la televisión era in invento incipiente, por ello cada familia se mantenía al pendiente de lo que la radio anunciaba y denunciaba. Además, de acuerdo a la Dimensión Enunciativa del Discurso Radiofónico del que María Cristina Mata habla en su obra “Lo que dicen las radios” de la Asociación Latinoamericana de Educación Radiofónica ALER, con al transmisión de “ La guerra de los mundos” se construyó una relación entre el emisor y receptor con quienes se establecen un discurso   Ambos se convirtieron en dos entidades imaginarias de la fuente y del destino llamadas enunciador y destinatario, los cuales se relacionan entre sí a través del discurso. Para que se pudiese efectuar un acto comunicativo, entre ambos existió un pacto de fe o un contrato en el que uno acepta implícitamente al otro y viceversa. Sin embargo depende de cada actor si acepta o rechaza el vínculo existente[12].
No obstante, con la finalidad de analizar el fenómeno producido por Páez, tomaremos como referencia los textos de Teoría de la Acción Comunicativa, de Jürgen Habermas[13], Cómo hacer cosas con palabras, de John Langshaw Austin[14], y de una manera breve Economía y Sociedad de Max Weber[15].
            Habermas combina a la vez las teorías de Austin y Weber para dar a conocer su teoría de la Acción Comunicativa. Es pro ello que se combinarán las tres teorías. Da como punto de partida la teoría de la acción de Max Weber. En ella, enfoca los procesos de racionalización social o la práctica comunicativa cotidiana mediante la racionalidad con arreglo a fines, es decir, emitir un mensaje, el resultado de la emisión de ese mensaje, las consecuencias que el actante haya previsto y las consecuencias que no[16]. Remontándolo al caso de la versión criolla de “La guerra de los mundos”, Páez no cumple ciento por ciento con estos objetivos. Pese a que tuvo emisores que le debían informar sobre el efecto del dramatizado en al colectividad y de las secuelas ocurridas en Estados Unidos, el director prefiere privilegiar su instinto artístico y permitir que su obra genere impacto. Lo que no supo con anterioridad es que la reacción local superó hasta sus más inimaginables perspectivas.
Sin embargo, la acción comunicativa debe ser estudiada no sólo por la estructura de la expresión lingüística, sino también por la intención del hablante. Por ello inicia con la Semántica intencional, la cual se basa en la idea que “la comprensión del significado puede reducirse a la comprensión de la intensión de un hablante de dar a entender algo a un oyente con la ayuda de un indicio”[17], y del modelo orgánico de Karl Bühler, con el cual se explica que un hablante emite un signo lingüístico al oyente con al finalidad de entenderse sobre objetos o estados de las cosas. En otras palabras, se establece el sistema básico de comunicación que se produce ente emisor, mensaje y receptor. Pero algo que destaca la semántica intencional es que para el oyente una cosa es entender lo que el hablante quiere decir y conocer la intensión que el hablante persigue con lo que quiere decir[18]. Definición similar a la de la semántica formal[19].
Remontándolo al caso de la versión criolla de “La guerra de los mundos” se cumple con emitir la historia mediante una serie de boletines informativos la llegada de los extraterrestres a la ciudad, así como el exterminio de la humanidad a través de rayos y gases. Mas el hecho de que Páez no anunció previamente que era un dramatizado, produjo que los oyentes receptaran el mensaje como veraz, la serie de noticias, testimonios y sonidos como reales y así se produjera el caos en la ciudad. Pese a que su objetivo con el dramatizado era recrear una novela de ficción en las mentes de sus oyentes, éstos no lo vieron de esa manera, pues entendieron literalmente que los marcianos invadían la ciudad.
Luego se habla de una semántica veritativa, en la que hablante y oyente entienden el significado de una oración cuando saben bajo qué condición es la oración es verdadera. En este caso, la oración es verdadera por dos razones: hay un pacto entre emisor y receptor en la radio porque emite una verdad, aparentemente, y porque durante los diálogos se dan actos del habla que consiguen pretensiones de poder o de validez[20]. Es decir,
·           Actos imperativos, en los que el hablante se refiere a un estado que desea ver realizado en el mundo objetivo, en el sentido de mover al oyente a producir ese estado. En este caso, el pánico de las personas producto del mensaje transmitido.
·           Actos constatativos, en los que el hablante -locutor, testigos, personajes y demás- se refiere a algo en el mundo objetivo -lugar, hechos, sucesos que ocurrieron-  con el sentido de reflejar un estado de las cosas, es decir, al invasión marciana a Quito.
·           Actos regulativos, en los que le hablante se refiere a un mundo social común para establecer una relación interpersonal que sea reconocida como legítima. Como pro ejemplo los diálogos con las autoridades, los miembros del observatorio, los testigos, etc.
·           Actos expresivos, en los que el hablante, en este caso, el locutor principal, refiere a algo perteneciente a su mundo subjetivo, pues devela al público una vivencia a la que tiene un acceso privilegiado. Como el ser contacto directo entre los extraterrestres y la sociedad local.
·           Y los actos comunicativos, o a los actos regulativos –preguntas, réplicas, asentimientos- que sirven para la estructuración de temas y la secuencia del diálogo.
            Austin en su obra “Cómo hacer cosas con palabras”, relata que, para poder entender los enunciados que se dan en el habla[21]. Afirma que “decir algo es hacer algo, o que al decir algo hacemos algo e, incluso que porque decimos algo hacemos algo”, es decir, designan enunciados constatativos y realizativos[22], bases en el habla. Para comprenderlos, es necesario ver lo que son los actos locucionarios, perlocucionarios e ilocucioarios. 
·  Acto Locucionario[23] es  el acto de “decir algo” con cierto sentido y referencia. A su vez, en los actos locucionarios distingue entre los actos fonéticos (emitir ciertos ruidos); fáticos (emisión de ciertos términos o palabras, es decir ruidos de ciertos tipos, pertenecientes a vocabularios); y los réticos o discurso indirecto que hace referencia a algo o alguien (usan esos términos con ciertos sentidos: dijo que, indicó, aconsejó, dio las gracias, etc).
·  Acto Ilocucionario[24] cuando se “lleva a cabo un acto al decir algo, como cosa diferente de realizar el acto de decir algo” (saludo, amonestación, explicación, etc) O actos que poseen cierta fuerza convencional. Su intención comunicativa se agota cuando el oyente llega a entender el contenido del manifiesto del habla.
·  Y el acto perlocucionario[25] definido como el “decir algo [que] producirá ciertas consecuencias o efectos sobre los sentimientos, pensamientos o acciones del auditorio, o de quien emite la expresión, o de otras personas. Y es posible que al decir algo lo hagamos con el propósito, intención o designio de producir tales efectos” Se utilizan verbos como  persuadir, sorprender, convencer, etc. Pueden llegar a difundir una falsa impresión y consecuencias no favorables.
Luego de haber explicado lo que trata la teoría de Austin, Habermas define a acción comunicativa a “aquellas intensiones mediadas lingüísticamente en que todos los participantes persiguen con sus actos del habla fines ilocucionarios y sólo ellos.”[26] Con el dramatizado se llevó a cabo un fin ilocucionario, el de llevar a cabo una serie de boletines noticiosos para recrear un dramatizado. El hecho de no haber explicado detalladamente de lo que se trataba produjo que la gente creyese la noticia de la invasión marciana difundida por una de las Radios de mayor credibilidad en la época.
En cambio, el efecto que produjo la transmisión radial de “La Guerra de los Mundos” provocó erróneamente que el director Páez produjese efectos perlocucionarios en sus oyentes[27], porque persuade en ellos la idea que los marcianos invaden Quito. Este acto fue estratégicamente mediado lingüísticamente.
El grado de aceptabilidad que obtuvo la emisión de  “La guerra de los mundos” depende de haber o no cumplido con las condiciones gramaticales, generales de contexto y esenciales para que tome una postura afirmativa. Por haber sido un guión preestablecido, una radio educada en la que se primaba el buen uso de las letras y expresiones, por haber usado efectos sonoros reales y añadido en contexto a personajes influyentes de la época, los oyentes del espacio fueron obligados (en cierta manera) a tomar una postura afirmativa. También hay que tomar en cuenta las condiciones necesarias –razones-para que se establezca el acuerdo de verdad, porque de ellas surge la base de las obligaciones relevantes para la interacción siguiente. Aquí el locutor pretendió una especie de poder al que somete al oyente durante la transmisión del programa, y el oyente se somete a este yugo siempre y cuando conozca las razones por la cuales el locutor deseaba hacer su voluntad. Por error, los oyentes asimilaron que la pretensión de poder estaba dada por el hecho de emitir una “aparente” noticia de la invasión marciana y de fin de la humanidad. No obstante, el haber descubierto que era un simple dramatizado logró que un pueblo, junto con sus autoridades se sintiesen víctimas de la burla, la receptaran como tal y, como consecuencia, adquieran un grado de venganza. Tal es el caso de las ocho muertes, decenas de heridos y el incendio de tres medios de comunicación.
Con todo, se debe tomar en cuenta que  antes de dar un criterio de validez, “todo acto del habla puede ser puesto en tela de juicio, esto es, puede ser rechazado como inválido bajo más de un aspecto”[28] hasta que surja un entendimiento entre hablante y oyente.
En conjunto con estas y otras teorías similares, Habermas concluye a que los actos del habla se dividen en la conversación, la acción dirigida por normas y la acción dramatúrgica. En el caso de la obra de Páez, pudo haber surgido conversaciones mediante las entrevistas o acciones dirigidas por normada dadas por el medio a través del locutor. Cabe destacar que la acción durante el dramatizado fue receptada como dirigida por normas dadas por un poder, el medio de comunicación. En cuanto a las acciones dramatúrgicas, como el relato de análisis, materializa la subjetividad del propio emisor. Como tales debieron ser consideradas como no veraces, mas factores como un avistamiento espacial al sur de Colombia, el fenómeno de la tecnocracia, la falta de conocimiento en el ámbito cultural, el acaparamiento de masas de la radio, pero sobre todo el no anunciar objetivamente al espacio radioteatral hizo que los oyentes lo concibieran como verdad.
De acuerdo con la teoría de la acción comunicativa –tomándosele como esta al ámbito social- estos teóricos coinciden en que un hablante debe comprender el mensaje que se le transite a un oyente para que ocurra un acuerdo. Implícitamente debe haber una relación entre los dos (independiente que acepte o no el contenido del mensaje) así como también formas de lenguaje por las cuales el hablante dice más de lo que le expresa con palabras al oyente. En este caso, Radio Quito emitió una adaptación de la obra de Herbert Wells en el horario estelar. Lo hizo sin previo aviso (de lo que en realidad se iba a tratar la obra), en horario estelar y a manera de breves noticiosos en medio del espacio del dúo Benítez y Valencia, usando a los oyentes como instrumentos, persuadiendo así a los oyentes y provocando impacto, más del esperado por el director de la obra, Leonardo Páez. Por haber tenido el poder de informar y concentrar masas, la audiencia dio por hecho que la radio emitía una noticia –de manera ilocucionaria- que relataba la llegada de los marcianos a la ciudad. Además los efectos, las imitaciones de personajes influyentes de la época y la mención de lugares conocidos le brindaron al relato el criterio de verdad. Por ello se creó un clima de caos e incertidumbre en la ciudad. Por otro lado, la audiencia al haber descubierto que fueron víctimas de un cuento de ciencia ficción, el temor se transformó en furia. Mas hubo una persona que persuadió a las demás, produjo un acto perlocucionario y por ello se formó una turba de gente que fue a las instalaciones de la radio a exigir explicaciones y justicia.

BIBLIOGRAFÍA
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Weber, Max, Economía y sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 2005. El concepto de acción social, pp. 18-45






[1] Según Welles, esta era una técnica que iba a dar mucho más dramatismo a la obra.
[2] Los expertos creen que gran parte de los oyentes no escuchó el comienzo de la función, puesto que la cadena de radio rival emitió en esos momentos el Show de Charlie McCarthy, el de más audiencia del país. A los diez minutos del comienzo del programa se hacía una pausa publicitaria, lo que miles de oyentes aprovecharon para cambiar de cadena y escuchar el espacio de Welles. Fue entonces cuando se encontraron con los 'boletines informativos' que interrumpían la programación de la Columbia Broadcasting System. Y para cuando llegó la nueva explicación de Welles, muchos habían caído ya presas del pánico. Ollaya Cernuda, RADIO: 'LA GUERRA DE LOS MUNDOS', EL DÍA QUE LOS MARCIANOS CAMBIARON LA HISTORIA DE LA RADIO en Diario El Mundo, www.elmundo.es, Acceso: 2 de enero de 2010.
[3] De acuerdo con Mauricio Carrera en su artículo ‘Cinco minutos de silencio’, afirma que ‘Para el profesor de la Universidad de Princeton Hadley Cantril,
uno de los primeros estudiosos del tema del fenómeno producido por esta obra, el motivo del pánico masivo había que buscarlo en el clima de incertidumbre por el avance del nazismo en Europa. Un mes antes, el 30 de septiembre de 1930, se había firmado el Pacto de Múnich, con el que Hitler legalizaba sus afanes expansionistas. La guerra se aproximaba, por lo que la radiotransmisión de Welles no hizo más que reflejar ese temor ante un posible ataque alemán. Por supuesto, hay otros factores.
[4] De acuerdo con Olalla Cernunda en su texto RADIO: 'LA GUERRA DE LOS MUNDOS', EL DÍA QUE LOS MARCIANOS CAMBIARON LA HISTORIA DE LA RADIO, los oyentes corrieron por las calles, abarrotaron las centrales de policía, salían a las calles con toallas húmedas para no percibir los gases marcianos, se escondían en sótanos y túneles… el caos fue tal que llegó a la portada del New York Times y la gran mayoría de los medios estadounidenses al día siguiente diciendo en sus portadas: Pero ¿cómo fue posible que la gente no se diera cuenta de que se trataba de un programa de ficción?
[5] Se dice que no incautaron una parte del material, pues en ese se basó Steven Spielberg para hacer su versión cinematográfica.
[6] Margarita Guerra Gándara, ‘Testimonios del Radioteatro en Quito’, Editorial El Conejo, Quito, 2008, Testimonio del director, actor y libretista Gonzalo Portugal, Ibid, pp. 25-28
[7] Ibid. p. 28
[8] Artículo ‘Cuando los marcianos invadieron Quito’, http://www.psicofxp.com/forums/historia.488/852850-cuando-los-marcianos-invadieron-ecuador.html. Acceso 29 de diciembre de 2008.
[9] Se dice que el ataque de pánico se produjo por una información que salió publicada en Últimas Noticias sobre la aparición de platillos voladores en la zona norte del país y en el sur de Colombia. A más del desconocimiento de la gente por la obra de Wells y de la ignorancia colectiva.
[10] Pese a que, según el actor Oscar Guerra, Páez contrató a personal que se encargaba en verificar el efecto que produjo el espacio e informarlo directamente. Testimonio del Actor Oscar Guerra Ibid. pp. 88-89.
[11] Simón Espinoza Cordero, Artículo ‘Windows 2006’de Diario Hoy,
http://www.hoy.com.ec/noticias-ecuador/windows-2006-223845-223845.html, 14 de febrero de 2006. Acceso: 30 diciembre de 2009
[12] María Cristina Mata y Silvia Scarafia, ‘Lo que dicen las radios” una propuesta para analizar el discurso radiofónico, Asociación Ecuatoriana de Educación Radiofónica ALER, Quito, 1993, pp. 91-128
[13] Jürgen, Habermas, Teoría de la Acción Comunicativa, Ed. Taurus, Madrid, 2003. Interludio Primero, pp. 351-433
[14] John, Austin, How to do things with words, Harvard University Press, Cambridge, 2003.Lectures I –IV.
[15] Max, Weber, La ética protestante y el espíritu del capitalismo...Economía y sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 2005. El concepto de acción social, pp. 18-45.
[16] Jürgen Habermas, p. 367
[17]Ibid., p. 353
[18] Ibid. P-. 354
[19] Ibid. P. 381
[20] Ibid, p. 415
[21] En un principio se dedicó a distinguirlos, pero durante su obra demostró que pueden haber oraciones que pueden cumplir con ambos oficios. Ibid, , pp.45
[22] Austin entiende por realizativos explícitos expresiones como: pido disculpas, critico o censuro. También advierte que una expresión realizativa puede ir acompañada por otros recursos lingüisticos primitivos como el modo verbal (de orden, exhortación, permiso). Sin embargo, sugiere que una posibilidad –aunque imperfecta- sería la de distinguir los realizativos que son explícitos de los realizativos primarios. Los primeros serían “el resultado de la evolución natural” de los segundos “a medida que el lenguaje y la sociedad se han desarrollado” Así como expresiones como adverbios y frases adverbiales (estaré allí, probablemente; sin falta) y partículas conectivos (con todo, por tanto, además). También, elementos que acompañan a la expresión como gestos, movimientos corporales (guiños, cruzar los brazos, fruncirse). Y las circunstancias de la expresión: “viniendo de el, lo tome como una orden, no como un pedido” John, Austin, How to do things with words, Harvard University Press, Cambridge, 2003.Lectures I –IV, pp.51-55
[23] Ibid, p. 64
[24] Ibid. P.65
[25] Ibid, p. 66
[26] Jurgen Habermas p. 378
[27] Ellos reaccionaron aun acto del habla. Primero captaron el significado de lo dicho por el hablante y tomaron una postura ya sea afirmativa o negativa. Aquí el oyente orientó su acción conforme a las obligaciones de acción convencionalmente establecidas. Ibid, p.380
[28] Ibid. P. 392.


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